top of page

¿Qué existiría si no existiese nada? Si la "nada" la creamos nosotros

Actualizado: 11 nov 2024

Las preguntas de mi infancia


"Cuando era chica solía pasar las siestas en el patio, era un momento de paz cuando mis papás dormían. Esos ratos eran magia y, a la vez, tortura. Me quedaba observando las hormigas, su camino, su trabajo; trataba de entenderlas, de entender la razón que las movía, también me preguntaba si yo habría sido una de ellas en algún momento… o quizás una hoja, me preguntaba muchas cosas. Solía recostarme sobre el techo del asador de mi papá, a veces me dormía, pero nunca caí. Miraba el cielo, observaba cómo se movían las nubes; a veces, deseaba ser una de ellas, o quizás todas las veces. Pensaba en qué había más allá y siempre llegaba al mismo punto, un mismo punto.
Primero, imaginaba quién era el que nos había creado, luego pasaba a conversar en mi mente: ¿y si no existiésemos los humanos? No existiría el dolor ni la angustia ni la violencia, porque a todo eso lo creamos nosotros mismos; ¿si no existiese una fuerza que nos creó? Y lentamente, me iba de aquel techo hacia un lugar oscuro, fuera del planeta tierra; desde allí, me volvía a preguntar lo mismo: ¿y si no existiese esta fuerza que me manda a mí a preguntarme estas cosas? ¿Y si no estaría flotando acá afuera viendo a un planeta vacío que quizás no existe? Porque todos los nombres los pusimos nosotros, somos los dueños de esas creaciones. Entonces, sin nada de eso ¿qué existiría? Y llegaba siempre a ese límite en el cuál la respuesta era nada, la nada misma, pero a la nada también la creamos las personas. Nosotros le dimos ese nombre, categorizamos a algo como “nada”, y ¿qué sería "nada"?, la ausencia de un "todo". Pero ese "todo" es creación nuestra también.
Y así pasé gran parte de mis siestas en la infancia, ¡linda manera de consumir mi tiempo! Eran un par de horas en las que me iba con mi imaginación o mi cabeza o mi alma. Siempre lo hacía. Quizás tenía muchas esperanzas en ese entonces; era magia sí, porque sentía que volaba y que era consciente de la sabiduría infinita, pero cuando solo llegaba a ese mismo punto, una vez tras otra, yo terminaba por sentirme frustrada al no encontrar respuestas, al tener que regresar a la vida “normal” y, a veces, me molestaba el sentir que era yo la única nena en el mundo que con 7 u 8 años prefería estar sola para ponerse a pensar, en vez de salir a jugar. Era inexplicable para mí. - Equilibrio

Recibí toda mi educación en escuelas religiosas. Estas clases de episodios mágicos como los descritos arriba, o mis búsquedas de duendes y brujas en el patio, habían empezado desde mucho antes. Según mis cálculos, yo no tenía más de 5 años cuando salía al jardín de una de las tantas casas donde viví, me sentaba en un tronco húmedo y me quedaba mirando hacia un rincón donde había un árbol, esperando que me apareciera la Virgen de Lourdes. Sin dudas, que algo en mí me aseguraba la existencia de lo supernatural, pero también entiendo que estuve influenciada por la educación. Aquellos conceptos religiosos impuestos en una cabecita que apenas se estaba formando, que apenas sabía lo que era un ser humano en una sociedad tan inmensa y tan perdida. Para muchos, mis experiencias espirituales serían un cuadro psicológico remarcable y para otros la comprensión de que un ser especial residía dentro del cuerpo de una niña. Yo elijo creer lo segundo. Siempre me sentí un ser mayor, muy mayor en el cuerpo de una nena y luego en el cuerpo de una adolescente. Y así, hasta llegar al día de hoy...

¿Sabías que somos una concentración compacta de partículas subatómicas, partículas que a su vez están compuestas por paquetes de onda? Somos ondas, somos energía, somos vibración, somos luz, aire, agua. Literal. Somos todo eso pero en una forma diferente, nada más. ¿No lo pensaste nunca? ¿Sabías que esas ondas que conforman las partículas que componen los electrones y los protones, que forman los átomos que constituyen el agua, son las que en algún punto de su evolución dieron un salto cuántico y modificaron la materia que estaban creando en ese entonces para dar origen a las plantas? ¿Y sabías que ese mismo proceso se repitió dando origen a los anfibios, luego a los reptiles y a las aves, a los mamíferos, y de alguna forma llegamos nosotros? La especie humana que piensa que nada existió antes que ella y que nada existirá después. En ese desarrollo evolutivo, fuimos agregando elementos a nuestra composición, pero sin dejar de ser los compuestos básicos. Agua, aire, luz, ondas, energía... Uno de esos elementos agregados fue el cerebro; capaz de razonar y de emocionarnos, de hacernos creer que por ser "más evolucionados" nada tenemos que ver con nuestro elemento origen; dando lugar, así, a todos los problemas existenciales de la especie humana. Nos sentimos superiores, creamos la soberbia. Estamos ciegos porque somos incapaces de percibir ese aspecto esencial y tan simple: de dónde venimos a nivel biológico (si las explicaciones espirituales no te resuenan). Sé que no tienen las respuestas a todo pero, al menos, las ciencias nos ayuda a tener un punto de partida y me ayudaron a mí a ensamblar un poco aquel rompecabezas de preguntas que me perseguían desde siempre.

Entonces, aquí estamos los seres humanos, llegamos a un cerebro. Maravilloso, fuerte, resiliente, un milagro. El paso de ser una onda a un ser tangible y material llamado humano no fue nada fácil. Y de por ahí, ese conocido “instinto de supervivencia”; eso que llevamos adentro muy profundo. Tiene mucho sentido, pasamos toda la existencia luchando por sobrevivir. SOBREVIVIR. ¡Felicidades a todos porque lo hemos logrado! Pero seamos humildes y recordemos que eso millones de años están grabados en nuestro ser; literalmente, aunque resulte imposible de creer. Leélo de nuevo, pero esta vez silenciando al ego: esos millones de años están aún grabados en nuestro ser…  



Commentaires


  • EMAIL
  • Instagram
  • TikTok
  • Youtube
  • Facebook

© Angelados.com 2020-2025. All Rights Reserved

bottom of page