El poder de respirar

Resulta fascinante y revelador comprender que primero estuvieron las emociones y luego los pensamientos; no es fácil percibir cómo el ego social modificó el orden, ni entender que nosotros lo aceptamos sin cuestionar. En la historia de la evolución tenemos que; a partir del tronco cerebral surgieron los centros emocionales y mediante un proceso de millones de años se desarrolló la neo-corteza o "cerebro pensante" para llegar a lo que hoy en día es nuestro cerebro. Por ende, nuestro "cerebro pensante" surgió del emocional. Luego, en la base de aquel primitivo cerebro emocional se encontraba el lóbulo olfativo. Gracias al él supimos, hace miles y miles de años, si algo era comestible o no, si el otro estaba dispuesto sexualmente o no; marcó la diferencia entre sobrevivir o no. A partir de las células cerebrales que formaban el lóbulo olfativo evolucionaron los viejos centros emocionales y aparecieron nuevas capas. En una de dichas capas que conformaron el sistema límbico estaba incluida la amígdala y así; es que fuimos capaces de recordar cómo era el olor de lo comestible y de lo tóxico, o cómo era el olor que traía el aire cuando un compañero se encontraba sexualmente disponible. Esta pequeña almendra actúa como un depósito de memoria que guarda experiencias tomadas por los sentidos; elementos que alguna vez olió, escuchó, sintió, probó, y nuestras reacciones a esos estímulos. En el último post mencioné que ahí es donde se originan los asaltos emocionales y que el cerebro funciona mediante la asociación. Es así, la amígdala recibe fragmentos de la información que percibimos antes de que ingrese a la neo-corteza, debido a que el recorrido en el circuito nervioso que va a la amígdala es mucho más corto. En conclusión, los estallidos emocionales se desencadenan en la amígdala; comienzan por la asociación de una percepción actual con una percepción pasada, y responde con una reacción pasada a una situación actual antes de que podamos visualizar claramente el contexto total. La clave para empezar a desenmarañar todo ese lío es respirar. Respirar ante cualquier situación. Dar tiempo a que la información completa sea procesada por la neo-corteza y evitar un ataque emocional. Después, está el arduo, y exhaustivo pero gratificante al fin, trabajo de reemplazar aquellos patrones antiguos. 

Pero el principio es respirar. El primer paso es respirar. ¡Respira! Así de fácil como es decirlo, es hacerlo.  Y es verdad.

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